Cuantas veces en la vida nos
empeñamos a querer a quien peor nos trata. A quien más nos grita. A
quien menos nos merece.
Pero hay algo... algo que no
deja que nos alejemos de esa persona. Nos volvemos adictos, adictos
al dolor. Aunque nos trate mal. Aunque tengamos que llorar cada
noche. La escogemos a ella antes que a cualquier otra persona en el
mundo, es como una droga.
Y es que se nos hace tan
difícil renunciar a ese dolor tan adictivo. Ya lo dicen, el ser
humano es el único ser en volver a tropezar 1000 veces con la misma
piedra. Y es que a veces ya no es una piedra, es una roca en medio
del camino que no nos deja avanzar.
Tenemos que aprender a
deshacernos de lo que nos hace daño. Aunque eso nos haga aún más
daño, pero sabemos que solo será por un tiempo. En cambio, si no
nos deshacemos de esa persona, el daño será para toda la vida. Será
un dolor continuo.
Es por eso que es mejor
soltar cuanto antes las historias que no van a ninguna parte.
Deshacernos a tiempo y quedarnos con los recuerdos bonitos, a la
larga, es lo mejor. En un primer momento nos romperemos por dentro,
parecerá como si nos hubieran arrancado una parte de nuestro ser.
Pero con el tiempo lo veremos distinto, en nuestra cabeza sólo
quedarán los buenos recuerdos y sobretodo una gran lección.
https://www.youtube.com/watch?v=-18LotECsDk
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