sábado, 7 de noviembre de 2015

Aprender a decir adiós

Cuantas veces en la vida nos empeñamos a querer a quien peor nos trata. A quien más nos grita. A quien menos nos merece.

Pero hay algo... algo que no deja que nos alejemos de esa persona. Nos volvemos adictos, adictos al dolor. Aunque nos trate mal. Aunque tengamos que llorar cada noche. La escogemos a ella antes que a cualquier otra persona en el mundo, es como una droga.

Y es que se nos hace tan difícil renunciar a ese dolor tan adictivo. Ya lo dicen, el ser humano es el único ser en volver a tropezar 1000 veces con la misma piedra. Y es que a veces ya no es una piedra, es una roca en medio del camino que no nos deja avanzar.

Tenemos que aprender a deshacernos de lo que nos hace daño. Aunque eso nos haga aún más daño, pero sabemos que solo será por un tiempo. En cambio, si no nos deshacemos de esa persona, el daño será para toda la vida. Será un dolor continuo.


Es por eso que es mejor soltar cuanto antes las historias que no van a ninguna parte. Deshacernos a tiempo y quedarnos con los recuerdos bonitos, a la larga, es lo mejor. En un primer momento nos romperemos por dentro, parecerá como si nos hubieran arrancado una parte de nuestro ser. Pero con el tiempo lo veremos distinto, en nuestra cabeza sólo quedarán los buenos recuerdos y sobretodo una gran lección.


https://www.youtube.com/watch?v=-18LotECsDk

martes, 3 de noviembre de 2015

Cerrar un círculo amoroso


Cuando una relación termina, tenemos la manía de querer olvidar todo de golpe. Lo borramos todo: su facebook, su número de teléfono, tiramos sus regalos y quemamos sus cartas.

Borramos recuerdos físicos, pero ¿y los que llevamos dentro? ¿De verdad creemos que borrándolo todo, vamos a olvidar a esa persona? Dentro nuestro se quedan millones de historias, que recordaremos cada vez que alguien pase por nuestro lado y lleve su perfume, cada vez que escuchemos la que era nuestra canción, y cada vez que veamos esa película que tanto nos gustaba a los dos.

Queremos que nuestro corazón sane rápido, nos embarcamos en relaciones que no tienen futuro e intentamos llenar ese vacío intentando encontrar a alguien que nos haga sentir lo mismo. Pero eso no va a suceder. Almenos no tan rápido.

Lo hacemos sin ser conscientes de que nuestro corazón, como todo, necesita un proceso de recuperación. Pero nosotros nos empeñamos en hacernos más daño, en querer volver a sufrir en un futuro no muy lejano. Porque, tarde o temprano, todo vuelve. Y después de mucho tiempo, cuando piensas que ya has vuelto a encontrar a alguien especial, debe de ser jodido que te pongan enfrente a esa persona del pasado, sentir un escalofrío por todo tu cuerpo y ver que todavía no la has olvidado.

Es por eso que es necesario cerrar la historia. No anclarnos a un pasado que ya no está en nuestro presente, ni nos deja avanzar a nuestro futuro. A lo mejor no tenemos fuerzas para hacerlo en un primer momento, pero sí cuando hayan pasado algunos días. Intentamos evitar este momento a toda costa, sólo queremos que pase el tiempo y no cruzarnos con esa persona para no sufrir más. Pero la vida no funciona así. Es necesario cerrar el círculo, hablar con esa persona y no dejar ningún cabo suelto. Debemos decir todo lo que creamos que es necesario, soltar todo lo que llevamos dentro. Y sí, también llorar, es una parte más del proceso. Debemos sacar todo lo que llevamos dentro y luego ya, con el tiempo, podremos ir sanando la herida poco a poco.

El pasado siempre vuelve en algún momento u otro de nuestra vida, y es mejor cerrar las historias a tiempo. Así, cuando vuelva, lo hará en forma de recuerdos bonitos, y no de dolor y sufrimiento.


lunes, 2 de noviembre de 2015

Empatía

Casi nadie tiene empatía en este mundo. De verdad, ¿tanto cuesta ponerse en el lugar de las otras personas? ¿Tanto cuesta entenderlas?

¿Porqué se tiene que criticar siempre a todo el mundo? Nadie, absolutamente nadie, sabe lo que ha pasado o está pasando una persona, excepto ella misma. Pueden saberlo la gente de su alrededor, pero sólo ella sabe cómo se siente por dentro.

Puede que la persona a la que estás llamando fea, tenga problemas de autoestima y por culpa de tu comentario sumado al de otras 10 personas diciéndole lo mismo, tenga que ir al psicólogo.

Puede que a quien critiques porque siempre va con gorro por la calle incluso en verano y te parece patético, tenga cáncer.

Puede que te rías de una persona porque va con gafas dentro de los sitios, sin saber que esa persona es ciega.

Puede que llames gordo/a a alguien, sin saber que esa persona tiene un problema y le cuesta adelgazar, y lleva años a dieta y escondiendo su cuerpo siempre que puede por culpa de comentarios como el tuyo.


Hay miles de casos diferentes... siempre tendemos a criticar a los demás sin pensar en lo que hay detrás. Si todos pusiéramos un poquito de nuestra parte, cómo cambiaría este mundo...


Ojalá llegue un día en el que no esté de moda pisotear a los demás para que uno se sienta mejor. Vive y deja vivir.